MAMÍFEROS TERRESTRES
Beneficios de la enseñanza y el aprendizaje de las crías
Jorge Iván Sánchez Quintero es Biólogo y entrenador animal. Egresado de la Universidad de Caldas (Colombia). Cuenta con varias ponencias (como ponente y catedrático) en Colombia y en Latinoamérica sobre condicionamiento y entrenamiento animal en pro del bienestar de los animales bajo cuidado humano.
Actualmente es el Creador y Administrador de su propia empresa Mono Lanudo Pet Shop. Ha participado en charlas y consultorías para algunas instituciones en Latinoamérica. Construcción del proyecto del programa de entrenamiento animal y enriquecimiento ambiental para el Zoológico de Cali, Colombia). Fue miembro de la IAABC español, Asociación Internacional de consultores de conducta animal de habla hispana y ha escrito varios artículos para el Jornal de la misma institución.
Esteban Marín Sánchez es Biólogo de la Universidad de Caldas, su trabajo de grado lo realizó en el entrenamiento de primates del nuevo mundo en la Fundación Zoológica de Cali. Nacido en la ciudad de Manizales (Colombia), Esteban es un apasionado por el manejo y condicionamiento de animales, su bienestar, cuidado, rehabilitación y conservación.
Introducción
Por naturaleza los humanos saben que todos los bebés requieren de cuidados especiales, siendo una de las principales razones por las que se ha creído que estas crías son muy delicados y sensibles. En la mayoría de los casos se lleva al extremo de sobreprotegerlos, bloqueando y entorpeciendo de manera directa el aprendizaje del individuo y la preparación para todos los estímulos que se pueden presentar en su vida con relación a los humanos, esta relación ha existido por miles de años, y puede ser esa naturaleza la que haga que las personas deseen tener contacto físico con ellos, ya sea por simple curiosidad, por desconocimiento o por creer que todos los animales requieren afecto de parte nuestra. Aquí nos encargaremos de fortalecer ese comportamiento de consentir a los animales pero llevándolo a otro nivel de importancia para su manejo y lo denominaremos contacto con-sentido. Esto no prohíbe el contacto de los humanos hacia los animales, pero lo dirige hacia la conciencia que se debe tener para aprovechar ese contacto y enseñar comportamientos a través de estímulos que prepararan a los individuos para su futuro bajo el cuidado de los humanos. En resumen, entrenar una cría o juvenil por medio de caricias y/o estímulos táctiles.
Proceso traumático o de maltrato
Este es el concepto más común que tienen las personas, cuando observan que a un bebé está siendo punzando con una aguja y ese argumento lo basan en la experiencia que han tenido con respecto a los comportamientos asociados al dolor que comúnmente presentan los bebes frente al contacto de la aguja. Por la misma razón se cree que un bebé y una aguja son incompatibles, pero gracias a los procesos de condicionamiento podemos cambiar eso y lograr que para el animal sea algo de rutina y un estímulo poco significativo para el cual tenga que reaccionar de manera negativamente. Es más, gracias a estas técnicas y aplicación de la ciencia se puede enseñar lo que los animales requieren y nosotros necesitemos para su adecuado manejo y bienestar. Ahora les pregunto: ¿Podrían creer ustedes que se le puede enseñar a un animal, por ejemplo, carnívoro como pumas y nutrias, a no morder las manos de una persona? (zookeeper o animal trainer). Recuerden que estos animales están dotados de una capacidad de mordida fuerte, segura y firme, pues de eso depende su éxito de supervivencia. Por lo tanto, pensar en estar cerca de estos animales es agresión y muerte segura. Gracias a la enseñanza desde edades tempranas, los animales pueden aprender a discriminar entre lo que pueden y deben morder y lo que no. En este caso se le enseña al individuo que las manos son para responder a señas, contactos para manejo e incluso caricias, pero no son una presa, juego o comida (fig. 1).
Esto no quiere decir que por haber enseñado estos comportamientos el animal bajo cuidado humano deba estar en contacto directo durante toda su vida (recordar que cuando animales que pueden llegar a poner en riesgo la vida humana crecen están en la capacidad de hacer mucho daño), por lo cual se debe y se recomienda el manejo en contacto protegido, por seguridad del personal y los mismos animales. Además se debe enseñar no solo la relación o socialización con los humanos, sino con individuos de su misma e incluso de diferente especie para facilitar procesos de acercamiento y que puedan vivir en parejas o en grupos, fortaleciendo su bienestar.
Figura 1: Entrenamiento para no morder las manos del cuidador para tener un mejor acercamiento y facilitar los diferentes tipos de cuidados que requieran a lo largo de su vida, A Puma concolor, B Pteronura brasiliensis.
Cuando tenemos animales bajo nuestro cuidado es necesario enseñarles comportamientos que favorecerán su propio manejo, es fundamental entonces que ellos participen de manera voluntaria en los procesos para poder colectar muestras que evidencian de manera clara su estado de salud actual (fig. 2). Este tipo de manejos influyen de manera directa en el bienestar animal y mejoran día tras día su calidad de vida (Burghardt, 2006; Mellor et al., 2015; SERFOR y WCS. 2017).
Figura 2: Participación de manera voluntaria en diferentes procesos para colectar muestras o evaluar su estado actual. A y B Desensibilización cola para facilitar toma de muestra de sangre en Puma concolor y Lontra longicaudis, C Evaluación corporal en Pteronura brasiliensis.
Los beneficios del condicionamiento clásico y el condicionamiento operante especialmente en la enseñanza y el aprendizaje de las crias.
Aplicando la ciencia del condicionamiento clásico podemos estimular al animal desde una etapa temprana (edad sensible o etapa sensible). En esta edad, el animal absorberá y obtendrá toda la información que se le brinde para apoyar todo lo relacionado con su cuidado por parte de los humanos, como ayudarlo en su manejo médico, nutricional, rutina diaria y de bienestar en general (fig. 3), como por ejemplo tocarle la boca, los ojos, la lengua, las orejas, el cuello, pellizcar, halarle el pelo, tocar extremidades, halar la piel, tocar el abdomen, tocar el ano o la cloaca (fig. 4). Esto preparara al individuo para que en el futuro permita tomar su temperatura, realizar evaluaciones corporales, tomas de muestras, exámenes, citologías o los diferentes tratamientos que ellos requieran, todo esto para darle información al animal y se vaya acostumbrando a los diferentes estímulos, hasta aquí básicamente estaremos representando lo que la mamá del individuo haría con él en esta etapa que se le denomina sensible. Uno de los objetivos principales es que los animales respondan positivamente a los ejercicios, minimizando la necesidad de utilizar contenciones químicas y/o físicas, que muy a menudo ocasionan altos niveles de estrés, problemas a la integridad y su salud, además de aprendizajes negativos que serán recordados y pueden llegar a desencadenar comportamientos agresivos por parte de los animales (Jácome, 2012; Sánchez, 2012; Camacho y Gómez, 2015; Hincapié, 2019). Ahora el uso de refuerzo positivo (un procedimiento de condicionamiento operante que aumenta la probabilidad de que un comportamiento tenga lugar nuevamente en el futuro mediante la presentación de un estímulo deseable) como técnica para modificar el comportamiento de un animal es superior a otros métodos porque hace que ellos realmente deseen realizar el o los comportamientos (Herrera et al., 2004; Coca, 2014; Carter y Shieh, 2015). Por tanto, esta técnica mejora de manera directa la relación entre el animal y la persona que lo cuida, ya que asocia a la persona con la experiencia positiva (recibir lo que quiere), además de la experiencia estimulante que brindan las sesiones del mismo entrenamiento. El animal querrá tener cerca al cuidador a causa de las recompensas que el representa (Irwin et al., 2013).
Figura 3: Desensibilización jeringa y habituación a sabores diferentes preparando los animales a la entrega de medicación, permitiéndoles así cooperar voluntariamente de los diferentes cuidados y afianzar la relación cuidador-animal. A: Nasua nasua, B: Ateles fusciceps.
Figura 4: A y B, Habituación y desensibilización progresiva al contacto con una aguja de punta roma en cisne negro Cygnus atratus y en venado de cola blanca, D (Odocoileus virginianus). C Habituación y desensibilización progresiva a la estimulación en la cloaca de Cygnus atratus.
Amor y Bienestar
Pensando siempre en la premisa del amor hacia los animales y su bienestar, definimos el término de favorecer en los bebés el contacto con-sentido: comprender que tenemos que tocar los ojos, las orejas u oídos, la cola, el abdomen, etc. Ya que a futuro se realizaran procedimientos de rutina, médicos y nutricionales. Es importante entonces que los individuos desde esta edad se enfrenten e interioricen la información que se les brinda, como entrar a caja de transporte o kennel (fig. 5) y subir a la plataforma o báscula para pesaje. Los procesos anteriormente descritos se pueden entrenar mediante desensibilización pasiva o activa.
Figura 5: Entrada a caja de transporte (guacal o kennel), A y B Pecari tajacu C Odocoileus virginianus.
Figura 6: Implementación de pesajes con refuerzo positivo desde una etapa sensible A: Puma concolor, B: Odocoileus virginianus, C: Ateles fusciceps, D: Pecari tajacu, E: Tapirus terrestris. Un sólido comienzo de una historia de condicionamiento basado en refuerzo positivo y una relación entrenador-animal es primordial en el cuidado de los animales.
Para todo comportamiento, hay cuatro resultados posibles o consecuencias, dos de los cuales conducen a un refuerzo y dos de los cuales corresponden a castigos (Carranza, 2000; Laule et al., 2003). Skinner usa atributos positivos, es decir (refuerzo positivo y castigo positivo) y negativos (refuerzo negativo y castigo negativo) (Howery, 2007; Guerra y Silva, 2010). Estos atributos no significan bueno o malo. Positivo significa agregar algo al ambiente (refuerzo) y negativas restarle o retirar algo del ambiente (Irwin et al., 2013). Cuando se piensa en condicionamiento operante se debe, primero determinar si se desea aumentar un comportamiento que se realizará con más frecuencia, como permitir una evaluación médica (fig. 7) o manejo nutricional o por el contrario reducir un comportamiento como morder las manos. Luego se observa si el estímulo es incorporado o eliminado (Irwin et al., 2013). La situación más fácil de entender es el refuerzo positivo. Cuando el animal realiza el comportamiento deseado por el cuidador, recibirá lo que quiera, por ejemplo, se desea que un chigüiro o capibara (Hydrochoerus hydrochaeris) se deje tocar para que en el futuro sea más fácil su manipulación para exámenes de condición corporal, debido a que este mamífero herbívoro es presa en su medio silvestre presenta un comportamiento de alerta y timidez todo el tiempo, siendo difícil que este se acerque por su propia cuenta para realizar cualquier tipo de procedimiento.
Figura 7: Coatíes, entrenados para participar voluntariamente en procedimientos de examinación física, tales como oído, ojo y boca, evaluación de condición corporal, tomar temperatura, auscultación, pesaje y ecografía. Los animales condicionados comúnmente se muestran confiados y pacientes, lo que facilita este tipo de procedimientos A1 y A2 prueba de diagnóstico por imagen, B Ecografía de Nasua nasua.
Aquí se comparte una de las formas de realizar el proceso de acercamiento entre persona animal para ganar confianza y foco. Cuando la persona comience a acercarse este debe presentarse, irse acercando evaluando la distancia critica (distancia a la cual el animal se siente cómodo en presencia de la persona), el cuidador se presentará al chigüiro y cuando este se empiece a acercar y dejar tocar sus ojos, oídos, boca, extremidades, etc., le proporcionara una recompensa (ya sea su comida favorita, un elemento e incluso caricias) esta es la forma en que el cuidador guiará el comportamiento que desea como el acercamiento y contactos frecuentes. El resultado del comportamiento del chigüiro es que un estímulo ideal (comida o afecto como caricias) es incorporado al ambiente. En las fig. 8 A, B y C observaran como el chigüiro cría disfruta del contacto de la aguja sin punta, tanto que parece “un spa incorporando una sesión de acupuntura”. Generalmente, es mejor para el personal cuidar los animales cuando estos le permiten que acercarse, siendo más fácil de lograr cuando el animal asocia al cuidador con cosas agradables en lugar de cosas desagradables. Si la interacción del cuidador con el animal implica el estímulo requerido, el animal querrá un cuidador cerca en lugar de tratar de evitarlo.
Figura 8: A, B y C Habituación y desensibilización progresiva al contacto con una aguja de punta roma en Chigüiro Hydrochoerus hydrochaeris.
El personal que trabaja con animales debe evitar el uso de castigos (de infligir dolor) por interacción directa con animales, ya que esto puede tener consecuencias de aversión. El uso del castigo como los golpes causa frustración en el animal y puede desencadenar comportamientos agresivos contra el cuidador y puede reducir o eliminar por completo la confianza del animal hacia las personas.
El entrenamiento animal se puede describir como un sistema a través del cual puede comunicar con los animales lo que el cuidador quiere que haga. Si el cuidador tiene una visión clara para realizar comportamientos bien entrenados, es probable que esa comunicación fluya y se cumplas las metas establecidas (Irwin et al., 2013). El propósito del entrenamiento suele ser reducir la ansiedad de los animales bajo cierta estimulación (desensibilización) (Irwin et al., 2013).
El condicionamiento operante proporciona a los cuidadores una herramienta poderosa que puede mejorar la vida de los animales. El entrenamiento puede reducir el estrés del manejo y cuidado diario de animales y cuidadores. Los temores relacionados con los procedimientos médicos se pueden reducir o eliminar. La estimulación física y mental se puede utilizar para aumentar el bienestar animal (Iversen et al., 1984; Laule et al., 2003). Cuando los animales aprenden a confiar en el cuidador, la relación entre ellos se fortalece de manera significativa favoreciendo la fluidez del sistema de comunicación que proporciona el refuerzo, principalmente el positivo, el cuidador será más sensible al comportamiento del animal, y podrá detectar mejor los cambios en su salud y satisfacer mejor las necesidades de los individuos bajo su cuidado (fig. 8). Los animales criados bajo estos manejos serán adultos con un manejo extraordinario, que se vera reflejado en su bienestar durante su vida en el lugar donde se encuentren bajo las condiciones aquí compartidas, al poder hacer mejor el trabajo, el personal lo encontrará más satisfactorio y beneficioso (Kollikowski et al., 2019).
Figura 9: Vínculo entre el cuidador y el animal, A Puma concolor B Lontra longicaudis
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Las personas mencionadas a continuación formaron parte de los procesos de condicionamiento y compartieron algunas de las imágenes aquí expuestas: Alexandra Bastos Cacua, Brando Efrén Pinzón, Daniel Pardo Esguerra, David Suaza Sepúlveda, Diego Armando Pozo Gómez, Elías Silva Rebolledo, Helen Dayana Villalobos Bonilla, Jessica Paola Guzmán Morales, Juan Sebastián Arévalo Cantor, Natalia Ipiales Rivera, Paola Andrea Escobar Dorado, Victoria Torres Daza y en general a todo el equipo que conforma la Unidad de Bienestar Animal del Zoológico de Cali. Además, agradecer al equipo de WeZooit, por contar con nosotros y brindarnos la oportunidad de compartir esta maravillosa experiencia.
Y recuerda, si se puede… Wezooit!